blog número 2

 Que hacemos cuando nos quedamos estancados? Me refiero a esos días en los que nada nuevo acontece, y te da un poco de miedo. Porque quien no crece no tiene nada para ofrecer más que lo que ya dió.

No siempre todo tiene que ser novedoso, me dicen. Yo doblo la apuesta contestando que es la única forma que tengo de vivir. Que si no descubro algo que no había visto antes empiezo a mirar los días en tonos grises. Siempre fui cautiva de lo inexplorado. No hago más que seguir sus huellas con el entusiasmo de una mascota yendo y viniendo, entregandote una y otra vez el juguete, para volver a buscarlo con las mismas ganas siempre. Siempre me termina seduciendo, incluso con la familiaridad vistiéndose de manera provocativa y haciéndome señas a lo lejos.
Las duraciones de lo reciente tiene mucho que ver con cada uno. Cada uno decide cuándo lo reciente deja de serlo y se transforma en un desecho del tiempo. En mi caso ese periodo es estúpidamente corto.
Tengo este soldado demandante pisandome la sombra donde quiera que vaya. Se cuela por lugares impensados, juega a desafiarse. Y nunca falta. Solo me hace falta recorrer un poco con la mirada el espacio donde estoy para encontrarlo, saludando enérgicamente como si su presencia no fuera un fastidio, con un cartel que nadie más ve pero siempre está: ¿Que hiciste de nuevo hoy? Yo sé que en cierta forma todavía existe porque un poco lo quiero. Porque alimento su presencia. Porque detrás de todo el malhumor que provoca siempre termina siendo menor a la emoción del habernos topado con un nuevo descubrimiento. Si, obvio que me gusta. Todo lo que se queda en nuestras vidas en cierta medida se da porque nosotros cerramos con cerrojo la puerta, y no al revés. No somos nosotros los prisioneros, sólo nos gusta fingir serlo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si no está mal ¿ Por qué ocultar?